Las mini mudanzas pueden parecer un transporte pequeño, pero es realmente tan importante como una mudanza completa. ¿Por qué son grandes las mudanzas pequeñas?
Porque si algo hemos aprendido es que el tamaño no importa, y mucho menos cuando se trata de mover de un lado a otro todas nuestras pertenencias en una sola tirada.
Ahora bien, ¿por qué interesa tanto el tema? Pues porque «he tenido la oportunidad de pasar por varias mudanzas pequeñas en mi vida, y créanme que ninguna fue sencilla.
Desde ese mueblecito que no entraba por la puerta hasta ese pequeño traslado que aparentaba una hora y que terminó convirtiéndose en toda una aventura, las mudanzas pequeñas son definitivamente una montaña rusa emocional». Comentaba un cliente.
Lo maravilloso de las pequeñas mudanzas
Pero no todo es sufrimiento. Hay algo maravilloso en las pequeñas mudanzas, y es que nos obligan a ser más creativos con nuestros espacios y a aprender a desapegarnos de cosas que tal vez no necesitábamos tanto. Además, ¿quién no ama la sensación de llegar a un nuevo hogar y encontrar todo lo que necesita justo donde lo dejó?
Por supuesto, no podemos hablar de las mudanzas pequeñas sin mencionar ese personaje fundamental: el amigo con la furgoneta. Ese ser generoso y amable que aparece justo en el momento adecuado, cuando más lo necesitamos y que nos ayuda a llevar hasta el colchón de la abuela cobrando solo el combustible y algunas tapas.
Todo es maravilloso hasta que empezamos a revisar los muebles y nos encontramos con algunas piezas rotas o rozadas por las paredes a consecuencia de subirlo por las escaleras.
En fin, creo que la moraleja de todo esto es que las mudanzas pequeñas pueden ser un dolor de cabeza, pero también pueden enseñarnos mucho sobre nosotros mismos. Así que la próxima vez que se enfrenten a una, respiren profundo, pidan ayuda, y recuerden que siempre hay una luz al final del túnel, incluso aunque sea una luz que ilumina una habitación emocionante de dos metros cuadrados. ¡Feliz mudanza, amigos!